Ecuador dio un paso clave en su agenda de apertura económica al autorizar el inicio de negociaciones con la Unión Europea para un Acuerdo de Facilitación de Inversiones Sostenibles (SIFA). El dictamen del Comité de Comercio Exterior habilita a ambas partes a trabajar en un marco específico para atraer capital europeo con enfoque responsable, ambiental y socialmente sostenible. Con ello, Ecuador se posiciona como el primer país de América Latina en avanzar hacia un acuerdo de este tipo con el bloque europeo.
El SIFA no es un tratado comercial clásico, sino una herramienta diseñada para mejorar el clima de inversión: simplificar trámites, digitalizar procesos, dar mayor transparencia a las normas y coordinar mejor a las instituciones que intervienen cuando llega una inversión extranjera. La prioridad es que los proyectos que se canalicen bajo este paraguas estén alineados con la transición energética, la economía verde y la transformación digital, en sectores como energías renovables, agricultura sostenible, infraestructura, transporte y logística.
Para la Unión Europea, el acuerdo encaja con su iniciativa Global Gateway, que busca impulsar inversiones sostenibles en países socios. Para Ecuador, representa la oportunidad de reforzar su reputación como destino confiable, actualizar su marco de inversiones y abrir espacio a proyectos con mayor contenido tecnológico y estándares ambientales y laborales más altos. La UE ya figura entre los principales inversionistas en el país, especialmente en energía, agua, telecomunicaciones y servicios, un SIFA formaliza y profundiza esa relación.
El impacto potencial va más allá del volumen de capital que pueda llegar. Un acuerdo de este tipo puede aportar previsibilidad regulatoria, reducir riesgos para los inversionistas y enviar una señal de estabilidad a los mercados. El reto para Ecuador será traducir las mesas de negociación en cambios concretos: menos burocracia, reglas claras y una institucionalidad capaz de acompañar proyectos sostenibles de largo plazo. Si lo logra, el SIFA puede convertirse en una pieza clave para diversificar la economía y posicionar al país como referente regional en inversiones verdes y responsables.